[...] Y aún mientras se alejaba volando hacia el olvido, oyó voces, gritos, que parecían venir de un mundo olvidado y remoto.
— ¡Llegan las Águilas! ¡Llegan las Águilas!
El pensamiento de Pippin flotó un instante todavía.
—¡Bilbo! —dijo—. ¡Pero no! Eso ocurría en la historia de él, hace mucho, mucho tiempo. Esta es mi historia, y ya se acaba. ¡Adiós! —Y el pensamiento del hobbit huyó a lo lejos, y sus ojos ya no vieron más.
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