~Roma ~

lunes, mayo 12, 2008

~Peter's Tale~

De lah aventura y dehventura de un ehtudiante que comparte piso

Capitulo 1

Aquella mañana me había costado demasiado levantarme, recuerdo que ni la insistente alarma del despertador ni los molestos rayos de sol que se filtraban por la ventana habían conseguido que quitase las sabanas de encima. No fue hasta bien entrado el medio día cuando me levante. Mi boca tenía un sabor horrible, probablemente debido a todo el whisky que había tomado la noche anterior en aquel bar de mala muerte. Recuerdo a aquella chica, una hermosa joven muy elegante con un vestido rojo, no corto, pero tampoco muy largo, dejaba ver todo lo que un hombre necesitaba ver para invitarla a una copa. Me presenté y conseguí que ella también me diese su nombre tras un sugerente tira y afloja. "Bridget", su nombre escapó como un suspiro de aquellos llamativos labios carmín. Como cabría esperar de mí quise conquistarla con esa estupida constumbre que tenemos los hombres, el fanfarroneo.
-Sírvame un Devil's Shot.- Le dije al muchacho de la barra.
-Oh no Peter, dicen que si lo bebes te mueres- Me respondió ella alterada.
Debía haberle hecho caso, el trio me salió por la culata. Tras dar por primera vez un trago a aquella condenada bebida surgida de las ideas más oscuras de algún sociopata enfermo sentí un terrible ardor en la garganta y dejé caer de golpe la copa sobre la barra. De nuevo la suerte no quería estar de mi lado y sentí como mi ojo parecía deshacerse.
- ¡¡Oh no, me ha caido Devil's Shot entoloho!!-
Afortunadamente, no todo parecía estar en mi contra. Al parecer Bridget parecía encontrar bastante... ¿cómo dijo? ah sí... mona... mi torpeza. Estuvimos hablando de todo un poco y aunque ambos sabíamos donde acabaría la conversación seguiamos esquivando el tema. La cama sin el coqueteo no resulta tan inspiradora.
- ¿Ves a aquel hombre de la mesa 4? - Le dije en un momento dado, señalando a un hombre calvo que se encontraba unos metros a nuestra derecha.
- Sí, es bastante atractivo- me respondió ella -No atractivo, sino más bien llamativo diría yo-
Yo simplemente asentí - Su nombre es Locke, John Locke. Pues bien ¿ves a la mujer que le acompaña?-
Bridget dirigió la mirada hacia el hombre -mmm Locke ¿como el pensador inglés?-
Yo asentí nuevamente. - La mujer a su lado se llama Tricia, y es mi exmujer- Sentencié finalmente.
Bridget me miró fijamente con esos inmensos ojos negros que invitaban a perderse en sus profundidades más ignotas - ¿exmujer? Pero... ¿No será que...? ¡Oh Dios! - exclamó -¡¡Se ha tirao al calvo!!-
Un nuevo asentimiento con la cabeza bastó para que se hiciese el silencio entre los dos.
Eso es lo último que recuerdo de anoche, el resto son solo borrosas imagenes confusas que salpican caóticamente, lo que no ayuda más que a empeorar el terrible dolor de cabeza que me hacía compañía desde que me incorporé en la cama.
Me levanté y me dirigí a la cocina vestido únicamente con mis boxer. Abrí la nevera. Nada... Como siempre solo quedaban un par de manzanas, un cartón de leche marca Hacendado a medio acabar, un bote de ketchup y ellos... aquellos malditos seres... desde la parte superior de la nevera una niña de grandes paletas me miraba inocentemente. "Maldita hipócrita" Pensé para mis adentros. Pero ella no era la peor, oh no. Allí estaba él, con esa mirada cínica y su largo pelo negro, o más bien era azul. -Malnacido- Exclamé casi sin darme cuenta. A pesar de que les odiaba no podía deshacerme de ellos, todos me miraban desde su bandeja... aquellos ojos, eran lo peor. Cogí con un rápido gesto el bote de leche y cerré de un golpe la nevera.
-Malditos huevos...-
Quité el tapón y olí la leche. No conseguí sacar nada en claro, así que pegué un trago para a continuación escupir el blanquecino líquido en el fregadero. Estupendo, la leche estaba agria. Dejé el bote sobre la encimera y me dispuse a tomar una ducha.
Me dirigí al cuarto de baño y abrí el grifo del agua caliente. Cuando creí que la temperatura era la adecuada me metí en la ducha. Mi ducha solo fué apacible los 10 primeros segundos, luego un festival de temperaturas pareció comenzar en la alcachofa de mi ducha y nadie me había avisado. Aquelloe ra insoportable y tras aquella magnifica manera de comenzar el día mi estado de ánimo no podía ser peor; por lo que decidí bajar a cantarle las cuarenta a Juan, el casero. Me até una toalla a la cintura y salí de mi apartamento. Aún seguía allí aquella bolsa negra de basura que dejé hace tres dias para que Juan la recogiese.
*To be continued*

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Voto por Jack ._.